Decenas de personas esperaban en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, en Barlovento, la llegada del obispo Bernardo Álvarez. Se manifestaban de manera silenciosa contra la marcha de su párroco, Rubén Gallego, pero no pudieron expresar al representante de la Diócesis Nivariense su protesta, ya que este entró por una puerta de la Sacristía, en el lado contrario en el que le esperaba el pueblo.
Dentro de la iglesia, cientos de fieles y no fieles esperando el momento en el que Bernardo «diera la cara» al pueblo que se ha atrevido a mostrarse contrario a su decisión, la de enviar a su párroco a León.
Ni un guionista hubiera escrito la historia de esta manera. Después de semanas de polémica, Bernardo ha tenido que visitar el municipio. La celebración de la Confirmación para los jóvenes barloventeros «obligaba» al obispo a visitar el municipio en plena polémica.
Mientras tanto, vecinos y vecinas han expresado el pesar, no lo entienden. Incluso el Ayuntamiento lo ha intentado, pero hasta su alcalde, Jacob Qadrí, señaló a ElTime.es su pesar y la poca esperanza de que Álvarez de marcha atrás a su decisión.
Esta decisión viene ocasionada por la “peculiar” forma que ha tenido de realizar su tarea eclesiástica desde que llegó a La Palma. Comportándose como un vecino más, participando en la vida activa de los municipios, jugando al fútbol con los más jóvenes o visitando a los vecinos cuando han tenido algún problema.
No han servido las llamadas del alcalde de Barlovento al obispo, ni la petición que se creó en la plataforma change.org semanas atrás, la cual ha conseguido más de 2.000 firmas. Tampoco las cartas de los vecinos remitidas al obispo, ni las movilizaciones que han realizado estas últimas semanas, han surtido ningún tipo de efecto en la decisión del obispo, pues parece ser una decisión tomada de manera definitiva.