El IGN relata la «cuenta atrás» de los días previos a la erupción volcánica

Fuente: Carlos Lorenzo (IGME)

A punto de cumplirse un año del inicio de la erupción volcánica en La Palma, el pasado 19 de septiembre de 2021, el Instituto Geográfico Nacional ha iniciado un proceso de divulgación sobre cómo se fue detectando el enjambre sísmico que anunciaba el inicio del proceso eruptivo.

Enjambre sísmico

Fue el 11 de septiembre cuando se detectó el enjambre, cuya magnitud aumentaba a medida que pasaba el día.

Los terremotos se situaban en torno a los 10-12 km de profundidad en el centro de la zona de Cumbre Vieja en el Sur de la isla de La Palma.

Para su detección, se usan los sismómetros que son sensores capaces de detectar los más pequeños movimientos del suelo con mucha precisión. Estos suelen disponer de una masa colgando de un muelle y con amortiguamiento.

Los sismómetros se sitúan en estaciones sísmicas, casetas que incluyen digitalizador (transforman movimiento en datos), alimentación (por ejemplo, paneles solares y baterías) y comunicaciones para transmitir los datos.

Pero una única estación sísmica no es capaz de localizar por sí sola un terremoto. Para ello disponemos de una red de estaciones que se sitúan por la zona de estudio y que miden los tiempos de llegada de las ondas de cada terremoto para localizar su hipocentro.

Indicadores

El IGN explica que una erupción volcánica es el proceso por el que el magma asciende por la corteza hasta llegar a la superficie de la Tierra, emitiendo productos como lava, piroclastos y gases.

Mientras el magma está ascendiendo, produce determinados cambios que podemos medir: deformación de la superficie, terremotos, emanaciones gaseosas, anomalías de temperatura y otros indicadores.

Estos indicadores nos pueden proporcionar información (con su incertidumbre asociada) de cuándo, dónde y/o cómo se podría producir una erupción volcánica, pero que se registren esas señales no implica necesariamente la ocurrencia de una erupción.

El magma al ascender ocupa un espacio ya relleno de roca. Al abrirse paso, aumenta el volumen de la corteza terrestre deformando su superficie típicamente unos pocos cm, que las tecnologías actuales son capaces de medir.

Esta deformación puede generar fracturas en la roca que producen pequeños terremotos en forma de enjambre que, en muchos casos, señalan el camino por el que asciende el magma.

La composición del magma incluye distintos gases. Mientras el magma asciende, estos gases se van liberando paulatinamente, llegando a la superficie antes que el propio magma.