Además de los incuantificables destrozos que está provocando el volcán de Cumbre Vieja, durante estas tres semanas La Palma ha tenido otra gran protagonista, también dañina: la caída de ceniza.
Son cientos de toneladas de ceniza y piroclastos los que han caído en la Isla, en especial en el Valle de Aridane, donde seguramente no hay vecino o vecina que no se haya armado de escoba, pala, gafas y mascarilla para recoger ceniza de techos y terrazas.
Pero no solo la población que, por suerte, puede mantener su propia vivienda, es la que hace este trabajo casi a diario. Cientos de voluntarios, personal municipal y profesionales de los cuerpos de seguridad y emergencia acuden a las zonas evacuadas para limpiar y, sobre todo, proteger las viviendas que aún quedan en pie, del efecto de la caída de cenizas.
En este punto hay que recordar que acumular 20 centímetros de ceniza sobre un tejado, pesa mucho más que acumular un metro de nieve y si no se recoge de forma periódica esta ceniza, el peso puede provocar el derrumbe de la edificación. Es por eso que la labor que realizan las cuadrillas de limpieza a diario es esencial para salvar cientos de viviendas, a las que sus propietarios no pueden acceder.
Pero, pasadas tres semanas y visto el no cese de la erupción, empiezan las preguntas ¿Hay recursos suficientes para este mantenimiento? ¿Quién se encargará de toda esta labor cuando parte del personal deba retomar otras obligaciones? ¿Qué pasará con esas viviendas que no han sido arrasadas por la lava, pero su resistencia peligra por el efecto de la ceniza?.
Según informan a Onda Cero La Palma vecinos y vecinas de los municipios afectados, se necesitan refuerzos para poder abarcar todo este trabajo. Según sus cálculos son unas 500 las viviendas expuestas a este riesgo, entre El Paso y Los Llanos de Aridane y harían falta unas 300 personas para responder a esta necesidad.
Además, no solo se necesitan refuerzos personales, sino también materiales como palas, camiones, cepillos, escaleras, sopladoras, etc.
Aunque se están haciendo grandes esfuerzos, en especial por parte de voluntarios y operarios municipales, aseguran los vecinos y vecinas, se necesita «adecuar los recursos a la necesidad» y contar con personal de apoyo que releven a «quienes llevan todos estos días sin parar».