La información lanzada por Carmen López, directora del Observatorio Geofísico Central del Instituto Geográfico Nacional, hace unos días en rueda de prensa, en la que se hablaba de «signos positivos» en la erupción de Cumbre Vieja, aunque se insistía en ser prudentes en manejar e interpretar esta información, se ha tomado en muchos casos como la llegada del «principio del fin».
Ante este escenario, que combina críticas y alegrías, desde el Instituto Geográfino Nacional han querido insistir en que no se trata de una «muerte anunciada» del volcán. El vulcanólogo Rubén López, explica que «la evolución de una erupción se miden principalmente tres parámetros: sismicidad (trémor y terremotos), deformación y emisión de gases» y desde el IGN se había observado «una pronunciada bajada de la amplitud de la señal de trémor (RSAM), que nos indica las vibraciones de fluidos en el conducto eruptivo (o sea, gases y lava); desde el 25 de septiembre un descenso de los valores de emisión de gases, medidos diariamente por el sensor MiniDOAS; también varios días con disminución del número de terremotos y una señal de deflación, compatible con que se ha ido expulsando lava por el edificio volcánico».
Sin embargo, tal y como ya había apuntado Carmen López, estos parámetros deben presentar una tendencia estable y llegar a cifras mucho más bajas, para que puedan significar algo. Es por ello que, Rubén López, aclara que la amplitud sigue estando muy alta y además se ha recuperado ligeramente en las últimas horas; los valores de emisión de gases han sufrido un repunte y están lejos de las 500 toneladas diarias, que podrían indicar una extinción próxima de la erupción; no hay una tendencia clara del descenso de la sismicidad y sigue estando muy elevada y, en cuando a al deformación, las estaciones más cercanas a la erupción siguen mostrando parámetros muy estables, como en los últimos días, sin apenas variaciones, pero se puede extraer ninguna conclusión nueva.
En definitiva, «es complicado aventurar el futuro inmediato, pero sí es cierto que en los últimos días se habían recogido datos compatibles con un descenso, aunque en el caso del S02 no se ha sostenido y todos los parámetros siguen estando muy alejados de una situación preeruptiva» concluye el vulcanólogo.